Y por mucha dedicación
que le haya puesto a lo vivido
yo es que he perdí la razón
y velozmente me he rendido.
No perseguiré mi ambición
y la condenare al olvido
¡Que aunque yo le puse intención
esa esperanza ya he perdido!
Como también mi corazón
que por víboras fue mordido.
Al son de una triste canción
su veneno en mi fue vertido
sembrando la desolación
en mi ruin vida sin sentido,
que anda buscando redención
huyendo como un lobo herido
que solo hallará Perdición.
Y el silencio como sonido,
banda sonora sin canción,
sin letra y sin estribillo.
Una meta ¡Unica lección!
para no olvidar lo aprendido,
problema al que no haré mención
dejando este poema imbuido
como una cascara a un piñón...
Como su nombre a su apellido....
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